Relaciones de larga distancia
son un desafío pero se pueden hacer. En muchos sentidos, una relación a larga distancia es mucho más agradable que la que brinda a una pareja la oportunidad de verse todos los días. Es como el viejo dicho, «La ausencia hace crecer el cariño».
Cuando dos personas solo pueden verse en ocasiones, hace que esas ocasiones sean mucho más especiales e íntimas. Las relaciones a distancia requieren un tipo único de compromiso, expectativas definidas y límites inconfundibles. Por ejemplo, ¿la monogamia es imprescindible o está bien ver a otras personas?
Además, cada parte debe estar dispuesta a mantenerse en comunicación telefónica regular y reservar el tiempo y el dinero necesarios para facilitar las visitas regulares. Tenga en cuenta que eventualmente llegará a una encrucijada y tendrá que decidir si uno se acercará al otro. Si ninguno de los dos está dispuesto a ceder, la relación nunca va a ser más de lo que es.